permíteme regalarte el sol, humedecer tus labios de miel y calmar mi sed, mirar atreves de tu mirada y encontrar juntos el paraíso ese donde nuestros murmullos sean el canto diario y donde el roce de nuestra piel sea la brisa que refresque nuestras mañanas y las caricias la fruta prohibida que disfrutemos suavemente a diario...
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